El padre dominico Gustavo Gutiérrez, conocido como el "padre de la teología de la liberación", que alcanzó prominencia en Sudamérica en las décadas de 1960 y 1970 como una forma de responder a las necesidades de los pobres de América Latina, murió el 22 de octubre a la edad de 96 años.

La Provincia Dominicana San Juan Bautista del Perú, comunidad del padre Gutiérrez, anunció la muerte del teólogo el 22 de octubre a través de su página de Facebook.

"Pedimos nos acompañen con sus oraciones para que nuestro querido hermano goce de la vida eterna", dijeron los frailes dominicos en su mensaje. La orden dijo que sus restos serían velados en el Monasterio de Santo Domingo en Lima.

La Conferencia Episcopal Peruana expresó sus condolencias en un comunicado publicado el 23 de octubre. "Hemos de recordar siempre que para el padre Gustavo, en su larga trayectoria sacerdotal fueron los pobres su predilección porque de los que son como ellos es el reino de los cielos", decía el comunicado. "Elevamos nuestras oraciones para que su alma goce de la presencia bondadosa de Dios, agradecidos por su valioso legado teológico, humano y pastoral".

Entre los que lamentaron la muerte del fallecido teólogo se encontraba su viejo amigo el cardenal alemán Gerhard Müller, ex prefecto de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, cuyo libro de 2014 "Iglesia pobre y para los pobres", incluía dos capítulos escritos por el padre Gutiérrez, a quien calificó como "uno de los grandes teólogos y personalidades católicas de nuestro tiempo".

"Podemos aprender de él. Y también somos conscientes de que no ha muerto, sino que vive en el cielo con Dios, en la comunión de los santos, y reza por nosotros y nos da un buen ejemplo con su vida y su trabajo", dijo el cardenal Müller en una entrevista telefónica con OSV News el 23 de octubre.

Nacido en Lima el 8 de junio de 1928, el padre Gutiérrez completó sus estudios de filosofía en la Universidad de Lovaina, Bélgica, y de teología en Lyon, Francia y en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, antes de regresar a Perú, donde enseñó en la Universidad Católica de Lima.

Sin embargo, fue su trabajo pastoral en una parroquia de Lima y como consultor teológico en la reunión de obispos latinoamericanos celebrada en 1968 en Medellín, Colombia, -- un encuentro regional que pretendía adaptar las conclusiones del Concilio Vaticano II al contexto latinoamericano -- lo que le llevó a desarrollar su libro de 1971, "Teología de la liberación".

Aunque el llamado de la teología de la liberación a favor de una opción preferencial por los pobres y la liberación de las estructuras sociales injustas resonó entre muchos católicos latinoamericanos, su politización -- especialmente entre quienes simpatizaban con la ideología marxista -- entró en conflicto con la Iglesia, sobre todo durante el pontificado de San Juan Pablo II.

En una reunión con obispos latinoamericanos durante su visita apostólica de 1979 a Puebla, México, el difunto Papa, sin mencionar explícitamente la teología de la liberación, advirtió sobre ciertas formas de humanismo que prevalecían en ese momento y que entraban en la Iglesia, en particular, una "paradoja inexorable del humanismo ateo" que da "una visión del hombre estrictamente económica, biológica o síquica, la Iglesia tiene el derecho y el deber de proclamar la verdad sobre el hombre".

"La Iglesia tiene el derecho y el deber de proclamar la verdad sobre el hombre, que ella recibió de su maestro Jesucristo", dijo. "Ojalá ninguna coacción externa le impida hacerlo. Pero, sobre todo, ojalá no deje ella de hacerlo por temores, o dudas, por haberse dejado contaminar por otros humanismos, por falta de confianza en su mensaje original".

El cardenal Müller dijo a OSV News que la teología de la liberación no se centraba "en un sentido político o sociológico, sino en un sentido teológico" en que "la liberación viene (a través de) Jesús y va en todas las dimensiones".

"Y esa libertad es el corazón de la libertad, es el corazón de nuestra relación con Dios en el Espíritu Santo, y esto también debe tener consecuencias para nuestra vida social", dijo.

Las enseñanzas del padre Gutiérrez sobre una opción preferencial por los pobres, explicó el cardenal, no se referían tanto a la pobreza en "un sentido romántico" sino más bien en "el sentido real de que tantas personas en América Latina viven por debajo de la posibilidad de la dignidad de seres humanos que no tienen (nada) para comer y beber".

"La consecuencia de la liberación en Jesucristo debe ser también la experiencia de la dignidad de la existencia humana, de la existencia personal y social", dijo el cardenal Müller.

El ex prefecto de la oficina doctrinal del Vaticano dijo a OSV News que el padre Gutiérrez era más "concreto" en su pensamiento, a menudo "abordando los problemas directamente", lo que se refleja en su desarrollo de la teología de la liberación.

"La teología de la liberación es primero un juicio de la situación y luego su evaluación a la luz del Evangelio de Jesucristo. Y la tercera parte es la praxis, la realización de estas ideas en la vida concreta", dijo.

En la década de 1990, la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el futuro Papa Benedicto XVI, expresó su preocupación por algunas corrientes de la teología de la liberación, que, según él, estaban politizadas y se basaban en ideas y análisis marxistas. Sin embargo, también alabó el celo de la teología de la liberación por la justicia social y los pobres.

El Papa Francisco siguió la línea de su predecesor, en desacuerdo con la politización del movimiento, aunque expresando simpatía con la preocupación por los pobres.

Sin embargo, también agradeció las contribuciones del padre Gutiérrez a la Iglesia católica en un mensaje cuando el sacerdote cumplió 90 años en 2018.

En su carta, el Papa agradeció al sacerdote dominicano por sus contribuciones "a la Iglesia y a la humanidad a través de tu servicio teológico y tu amor preferencial por los pobres y los descartados de la sociedad".

"Gracias por todos tus esfuerzos y por tu forma de interpelar la conciencia de cada uno, para que nadie quede indiferente al drama de la pobreza y la exclusión", escribió el Papa. "Te animo a continuar con tu oración y tu servicio a los demás, dando testimonio de la alegría del Evangelio".

Haciéndose eco de esos sentimientos, el cardenal Müller dijo a OSV News que el trabajo teológico del padre Gutiérrez dejará una contribución duradera a la Iglesia Católica para ver "los signos y las peculiaridades de la época" y verlos a través de "la luz del Evangelio" que lleva no sólo a cambiar la práctica pastoral, sino a "cambiar la sociedad, las condiciones de vida y llevar a su mejoría de acuerdo con la dignidad (de todos)."

"Este, creo, será su legado", dijo el cardenal Müller.

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Junno Arocho Esteves escribe para OSV News desde Malmö, Suecia.