ROMA -- El concepto de guerra justa, que ha guiado la enseñanza católica sobre la guerra y la paz desde el siglo IV, se ha "devaluado como instrumento moral" por la forma en que se aplica en los conflictos actuales, afirmó el cardenal Robert W. McElroy de San Diego.

En su intervención el 29 de septiembre, durante la inauguración del Instituto Católico para la No Violencia cerca del Vaticano, el cardenal explicó que la teoría de la guerra justa (o guerra legítima) se ha convertido en el "principal enfoque" de la teología católica en la búsqueda de la justicia. Sin embargo, en la actualidad, los criterios de una "guerra justa" terminan siendo una lista de condiciones para justificar el conflicto, en lugar de verdaderos límites morales, tal como se pensaron en su origen, añadió.

"Creo que debemos poner en perspectiva la teoría de la guerra justa, no eliminarla por completo, pero sí darle un lugar diferente al que ha tenido hasta ahora", señaló el cardenal McElroy. "Uno de los principios de la teoría de la guerra justa es que (la guerra) debe ser el último recurso. Me pregunto si la acción pacífica no debería ser el primer recurso y lo primero que enseñamos desde una perspectiva católica en lo que se refiere a conflictos".

La teoría de la guerra justa tiene sus raíces en San Agustín, quien sostuvo que la guerra puede ser moralmente aceptable bajo ciertas condiciones para defender la justicia. Santo Tomás de Aquino amplió esta teoría, estableciendo que una guerra legítima debe tener una causa justa, ser declarada por una autoridad legítima y estar guiada por una buena intención.

Durante una entrevista en 2022, el Papa Francisco dijo que "es hora de repensar el concepto de ‘guerra justa’".

Sin embargo, el cardenal McElroy, uno de los asesores del nuevo instituto (que forma parte de Pax Christi Internacional), declaró a Catholic News Service que el énfasis en la no violencia "proviene del Evangelio, por lo que siempre ha sido parte de nuestra doctrina".

"La teoría de la guerra justa no forma parte del Evangelio; es una práctica o un pensamiento católico que ha ido evolucionando, y es un avance importante a la hora de frenar la guerra", dijo. "El objetivo nunca fue justificar la guerra, sino frenarla, y gran parte de ese sentido se ha perdido".

El cardenal dijo que parte del trabajo del instituto será resaltar la eficacia de la no violencia para resolver conflictos. Los estadounidenses, afirmó, "deben convencerse de que la no violencia activa puede ser efectiva".

En declaraciones a CNS, el cardenal dijo que, de cara a las elecciones generales de noviembre, los votantes estadounidenses deben "tomar conciencia de la magnitud del poder militar estadounidense y de las situaciones de conflicto, y comprender que este poder deber ser moderado priorizando la búsqueda de la paz".

Cuando se le preguntó sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, el Cardenal McElroy dijo que Ucrania tiene derecho a defenderse ante la agresión rusa y calificó la situación como una "emergencia".

"En mi opinión, y según la enseñanza católica, hay algunos casos en los que la guerra puede considerarse un acto de legítima defensa, pero debe llevarse a cabo solo después de haber agotado los esfuerzos pacíficos", dijo a CNS.

El cardenal Charles Bo de Yangon, Myanmar, un país azotado por la guerra civil desde 2021, afirmó que, a medida que aumentan los conflictos en todo el mundo, incluyendo su propio país, así como Israel, Palestina y Ucrania, "ha llegado el momento de que la paz reine en toda la humanidad y de adoptar la no violencia como nuestro estilo de vida".

La no violencia, dijo, "requiere que dejemos atrás creencias que están profundamente arraigadas, esas ideas destructivas que sostienen que la violencia es necesaria o inevitable. Debemos despojarnos de estas mentiras y, en cambio, vivir de acuerdo con nuestra verdadera identidad, ya que hemos sido creados a imagen de un Dios amoroso y pacífico".

El cardenal dijo que la no violencia del Evangelio no es meramente un ideal "sino una enseñanza fundamental del Catecismo de la Iglesia Católica" que ofrece "un principio moral y una ética práctica para transformar nuestro mundo dividido".

"La paz y la reconciliación no son meros ideales; son la hoja de ruta para nuestra supervivencia como especie humana", afirmó.